El entorno es espectacular, los bosques frondosos del Montseny configuran un entorno idílico para la práctica de la btt, lo ideal sería poder entrenar siempre en estos parajes. Las subidas son exigentes y largas, con lo que se te exige físicamente; los descensos por senderos estrechos e inclinados requieren de la técnica justa para no salir disparado por delante del manillar.
Al final, obsequios y bocata, una sensación nos rendaba por la cabeza, el año pasado fue mucho más dura. Eso sí el año que viene volvemos con un reto, comernos los 50 km en 3 horas y media.
Adjuntamos perfil de la pedalada para que os hagáis una idea de lo que fue. Tenemos disponible el track en el google earth por si algún día se nos ocurre repetir...
En fin, una buena experiencia.
